En los dos últimos años de conceptualización y estandarización del 5G, las redes móviles de quinta generación, se han prometido grandes sueños. Uno de ellos que el mundo iba a dejar de ser como era hasta ahora. Que el futuro estaba a un tiro de piedra. El despliegue de su infraestructura ha estado empañado por diversas teorías conspiranoicas y un conflicto comercial que ha estado entroncado en una disputa geopolítica entre dos pesos pesados, EE.UU. y China. Pese a las grandes oportunidades que se abren, sus frutos socioeconómicos se irán viendo a medio-largo plazo.
Gates está detrás de las redes 5G: para el carro
Un comentario de Miguel Bosé, conocido cantante español, en su perfil de la red Twitter ha provocado un torrente de críticas. En él decía que Bill Gates, cofundador
de Microsoft y actual filántropo, está detrás de las redes 5G. La realidad es otra: en el desarrollo de la infraestructura tecnológica están implicadas numerosas empresas privadas y autoridades públicas de todo el mundo, tales como empresas de tecnología como Huawei o Ericsson hasta teleoperadores como Telefónica o Vodafone. Es un negocio en donde, aunque existen jugadores mejor posicionados, no existe un «dueño».
¿Espían los gobiernos? No, pero hay riesgo de ciberataques
Las redes 5G están todavía en fase de expansión. Este 2020 estaba escrito en el calendario como el pistoletazo de salida de las conexiones, que requieren de algunos cambios en sus infraestructuras y modificaciones en la frecuencia por las que «viajan» las transferencias como la banda de 700 MHz que, hasta ahora, estaba destinada a la Televisión Digital Terrestre (TDT), lo que ha obligado a resintonizar los canales. En definitiva, importantes inversiones por parte de empresas de telecomunicaciones.
Nuevos cambios tecnológicos como las compatibilidades de los nuevos teléfonos móviles, que requieren de modem especiales para gestionar las conexiones. Y, por el camino, han surgido teorías acerca de que los gobiernos van a aprovechar el 5G para espiar a la población. Son suposiciones originarias en foros de internet en donde se da pábulo a estas ideas sin fundamento.
Una de las raíces de las teorías se encuentra en que esta tecnología va a ser la base para la construcción de numerosas soluciones como el trabajo en remoto, la industria 4.0, las ciudades inteligentes, nuevos dispositivos conectados, avances en coches autoconducidos, mejoras en la realidad virtual. Todo estará conectado, pero por el momento el impacto del 5G en la sociedad es muy escaso. Expertos en seguridad informática han insistido en el pasado de que se incrementará el riesgo de ciberataques, pero no existen evidencias de que los gobiernos lo aprovechen para vigilancia masiva. Se ha llegado a decir que Huawei cuenta con puertas traseras, pero la empresa ha negado en varias ocasiones labores de espionaje.
Lo que sí ha despertado ha sido una disputa geopolítica por el control de las redes 5G, dominadas principalmente por compañías chinas. La hegemonía asiática sobre esta tecnología ha sido evidente en este periodo gracias a su visión comercial (propuestas más baratas que otros competidores). Huawei, uno de los pesos pesados, ha sido sin embargo la principal perjudicada después de que Estados Unidos le metiera en la «lista negra» de empresas con las que evitar relaciones comerciales. Un conflicto que ha derivado en la salida de algunas licitaciones en muchos países. Aún así, expertos en seguridad informática han advertido de un posible incremento de los ciberataques al multiplicarse los dispositivos conectados.
José Manuel Riera, catedrático de ETSIT-Universidad Politécnica de Madrid, explica en conversación telefónica con ABC que la tecnología 5G es un «tema complejo» que se sustenta en varios pilares. «Por una parte tienes las propias aplicaciones y el propio sistema operativo que, evidentemente, somos conscientes que recopilan mucha información. Otros fabricantes también tienen sus propias aplicaciones, pero de ahí a que los gobiernos nos espíen es un salto mayor. Me parece imposible que un gobierno democrático y occidental pueda espiar a un ciudadano normal, sería un escándalo. Y el 5G, para empezar, no está desplegado totalmente», apunta.
¿Transmite el coronavirus? Claro que no
Otra de las teorías conspiranoicas que se han producido en los últimos meses ha sido que las antenas y estaciones de telecomunicaciones que gestiona las redes 5G se han encargado de transmitir el coronavirus Covid-19, que ha provocado la mayor crisis sanitaria y económica desde la Segunda Guerra Mundial.
La razón se encuentra en una campaña de desinformación incentivada a través de redes sociales y canales de YouTube en donde se ha alimentado la teoría de que la red 5G transmiten el coronavirus. Esta dudosa teoría ha ganado fuerza desde que un médico belga relacionó los «peligros» de la tecnología 5G con el coronavirus durante una entrevista en enero. La empresa de vídeos decidió eliminar los vídeos que vinculan falsamente el 5G con el nuevo coronavirus. Una necedad que ha provocado a que se boicoteen estaciones base en Reino Unido. «La propagación del coronavirus es una cosa tan absurda que no se ni cómo explicarlo. Los mecanismos de contagio están perfectamente conocidos como cualquier virus», insiste Riera.
En la misma línea se sitúa José Francisco Monserrat, investigador del Instituto de Telecomunicaciones y Aplicaciones Multimedia de la Universitat Politècnica de València y Asesor del Banco Mundial en 5G. En conversación con este diario deja claro que existen varias teorías dudosas como que el coronavirus se propaga por satélite. Pero recuerda: «Hoy por hoy no hay desplegados satélites para 5G».
La Agencia Australiana de Protección Radiológica y Seguridad Nuclear ha declarado recientemente no tener los efectos negativos para la salud en el caso de radiación más intensa. «La radiación puede entrar en contacto con la piel, por ejemplo, cuando ponemos un teléfono móvil 5G en nuestro oído para hacer una llamada. Esto es cuando estamos más expuestos a la radiación no ionizante. Pero esta exposición está muy por debajo del nivel de seguridad recomendado. La radiación 5G no puede penetrar la piel ni permitir que un virus penetre en la piel. No hay evidencia de que las frecuencias de radio 5G causen la propagación del coronavirus».
-¿Provoca cáncer? No hay evidencias científicas
Otro de los comentarios recurrentes en grupos contrarios a esta tecnología es que tiene efectos nocivos para la salud de las personas. Se ha llegado a afirmar incluso que provoca cáncer. Algo de lo que no existen evidencias científicas. «Tal y como pasó con el lanzamiento de la 2G, la 3G y la 4G, se repiten los mensajes que anuncian el fin del mundo… Pero, una vez más, sin evidencias», explicaba el año pasado a ABCAlberto Nájera López, profesor de Radiología y Medicina Física la Universidad de Castilla-La Mancha.
«Desde los años 90 venimos encadenando mensajes alarmistas con cada nueva generación de telefonía que no se han visto reflejadas en un incremento de enfermedades ni nada parecido. Si acaso lo contrario», recordaba entonces este experto. De hecho, incluso la Comisión Internacional de Protección de Radiación no Ionizante (ICNIRP), organismo que vela por la protección ante este tipo de emisiones y dependiente de la Organización Mundial de la Salud (OMS), revisó en un informe sus límites recientemente y no alertó de ninguna evidencia que indicase un riesgo. «La forma de onda es la misma que el 4G», insiste Montserrat, quien insiste: «el campo electromagnético está mil veces por debajo del umbral establecido por el comité internacional que se encarga de las radiaciones no ionizantes que subiría la temperatura de nuestro cuerpo un grado».
Desde la Comisión Federal de Comunicaciones (Federal Communications Commission, FCC) también se revisó (PDF) la posible incidencia en la salud. Sus conclusiones: estas instituciones [por las compañías desarrolladoras] tienen una «amplia experiencia y conocimiento en temas relacionados con radiaciones» y «han pasado una cantidad considerable de tiempo evaluando los datos científicos publicados en estudios sobre los límites de exposición apropiados».
El 5G utiliza bandas de frecuencia que ya se utilizan, como la de 700 MHz y la de 3-4 GHz, que los expertos aseguran que se encuentra por debajo de las actuales frecuencias WiFi. Por encima de los 6 GHz (y hasta 100 GHz), explicaba este experto, la capacidad de penetración de la radiación en la salud se ve drásticamente limitada. Desde la OMS han incidido en otras ocasiones sobre los posibles problemas de salud. En un informe de 2014 se dejaba constancia de hasta la fecha no se han establecido efectos adversos para la salud causados por el uso del teléfono móvil.
¿Va a mejorar la velocidad? Sí, pero algo más
Uno de los beneficios de las redes 5G va a ser una mejora sustancial de las velocidades de conexión, pero más que la velocidad lo verdaderamente importante, y que cambiará todo, va a ser que se reducirá la latencia, es decir, el tiempo de respuesta. Este planteamiento permitirá, entre otras cosas, que se se desarrolle el trabajo en remoto (hay ejemplos de control de un coche a una distancia de 50 kilómetros).